miércoles, 12 de noviembre de 2008


Ni un día más

Odio despertar porque comienza todo de nuevo, prefiero la noche oscura cuando nadie puede observar este inmundo cuerpo que dios me dio, lo repudio porque yo no quiero ser así. Quiero ser como las de las revistas y las de la televisión con esos cuerpos maravillosos y envidiables.

Ya son las 11 de la mañana e inicia la travesía de cómo evitar el hambre y la ansiedad, tengo que hacerlo porque si no él me dejará por gorda; siempre suele decírmelo y él sabe como me molesta pero lo amo y no quiero me vuelva a dejar por algo que puedo evitar tan solo escondiéndome en el baño.

Ya se acabaron los cigarrillos y comienzo a enloquecer la ansiedad comienza a recorrer todo mi cuerpo y la comida está ahí donde la puedo coger y cometer el error más grande de mi vida.

Ya son las 6 de la tarde y sé que no podre ya vi televisión ya fume una cajetilla entera y mi mente solo puede recordar ese pastelillo de chocolate que mi papa trajo ayer en la noche y el cual sigue guardado en el refrigerador queriendo impurificarme

No puedo más, no resisto necesito algo que pare esto ya, es más grande que yo y me está matando en vida, solo necesito concentrarme y pensar en algo más fuerte que esto, lo pienso varios minutos pero mi desesperación venció mis miedos.

El dolor comenzó a desaparecer mi hambre era cada vez menor mientras podría observar como manchaba las sabanas blancas de mi cama con un color sangre que nunca había percibido en mi vida, tenía miedo al después pero mi ahora estaba lleno de tranquilidad porque todo ya había pasado.

Después de hacer como que nada paso, otra vez la noche oscura me acompaña y esconde mi más grande secreto tras mi alcoba, el querer morirme cada vez que observo el espejo.

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